2024: El año que me desnudó el alma. Nace “Entre Latidos”.
Nace "Entre Latidos", un espacio para los guerreros del corazón que quieren vivir la vida con entrega, pasión y sensibilidad en el camino de la espiritualidad no dual.
2024: Entre terremotos y silencios
2024 ha sido un año de terremotos y silencios, de movimientos que han sacudido mi vida por fuera y por dentro. Un año que comenzó con una tormenta de cambios externos: la separación con Aleix, dejar mi trabajo, mudarme de nuevo a casa de mis padres... Y cuando ya, al fin, creía que podía encontrar un respiro, llegó un golpe inesperado: la muerte de mi abuela -por un error médico en una prueba-.
Me sentía muy unida a ella… Almacenaba tantísima fuerza, vitalidad y jovialidad en su pequeño cuerpo de 45 kilos que me hacía sentir su muerte como algo lejano en el tiempo, casi como si ella tuviera que ser inmune a eso del morir.
El silencio: una travesía por el desierto
La segunda mitad del año, ha reinado el silencio, que me ha ayudado a integrar lo vivido y a viajar hacia dentro, a atravesar un desierto que no se podía evitar pero que ha sido necesario para habitar nuevos lugares y ayudar a mi alma a seguir creciendo.
El encuentro con el silencio ha sido mi gran regalo este 2024 (te recomiendo mucho “Biografía del Silencio de Pablo D’Ors” para que te enamores tu también del gran olvidado y a la vez el gran sostenedor y transformador).
El silencio ha sido mi maestro, aunque también un terreno duro de habitar. Ha supuesto un encuentro con el vacío y el dolor. Me he permitido sentirlo todo, de forma cruda, sin huir (vale, a veces sí, he necesitado descansos; y por cierto, qué fácil decirlo, qué jodidamente difícil sostenerlo y permanecer allí. Sólo puedes hacerlo cuando confías que hay algo detrás de todo sosteniéndote, aunque en ese momento no lo sientas).
Sin embargo, el desierto no es solo dolor. Si te entregas a atravesarlo, llega un momento en el que encuentras el cielo. Ese cielo del que habla el cristianismo, que nos han hecho creer que está fuera de nosotros, en realidad es un rincón dentro de cada uno. Es ese lugar donde te encuentras con Dios, con la Conciencia, con el Todo, llámalo como quieras (son todos ellos nombres que hacen referencia a lo mismo, a mi personalmente la palabra “Dios” me resuena y me gusta usarla).
Pero este camino no tiene atajos. El desierto es el peaje para llegar al cielo, y las tradiciones espirituales lo saben bien. Cada etapa tiene su sentido, aunque hoy en día, con tanta prisa, nos quieran vender caminos rápidos. Qué peligroso, por cierto, es el New Age con sus promesas de acceso instantáneo a lo profundo.
Eso sí, tocar el cielo no significa que desaparezca el desierto. Todo forma parte de la experiencia humana, igual que el ego (por mucho que algunos se empeñen en negarlo). No se trata de evitar el dolor, sino de aprender a caminar con él, a escucharlo, a dejar que nos transforme.
Integrar lo trascendente y lo terrenal
Este viaje no solo me llevó a conectar con lo trascendente, sino también con lo terrenal. Lo uno no existe sin lo otro. La espiritualidad no es solo energía, conciencio, lo sutil; también es densidad, materia, cuerpo, tierra y la vida cotidiana.
De hecho, la conexión real con el cuerpo ha sido para mí la mejor vía de entrada a las dimensiones más profundas. Durante este tiempo, también he vivido mi energía yin, me he reconciliado con ella (bueno, lo sigo haciendo, después de tantos años negándola). Me he sumergido en heridas profundas, levantado velos y más velos (un camino para toda la vida, por ciero) y abrazado una sabiduría que no viene solo de los libros, sino de sentir y vivir plenamente.
Mis acompañantes en este camino
En este viaje, he estado profundamente acompañada por:
La meditación diaria, que me ha permitido habitar el silencio y el sentir.
Las enseñanzas de la espiritualidad no dual, especialmente del cristianismo no dual (Pablo d’Ors sobre todo, también Enrique Martínez Lozano, Javier Melloni, Anthony de Mello, entre otros) y del budismo zen, especialmente de la práctica de Thich Nhat Hanh.
Los encuentros semanales con Ferran Pascual y Esther Bellver (de Quintaesencia Mayeutika), que combinan la Cábala, el Taoísmo, la Medicina Tradicional China y la bioenergética y el encuentro precioso con el grupo. También mis sesiones semanales con Ferran desde marzo (más que un terapeuta, es un guía espiritual
Mi proceso de tres años con Vicen Montserrat (Trika) en la Bioenergética Integrativa no dual. También el encuentro con el grupo. Allí la vida me ha regalado grandes amigos para acompañarnos en este viaje de alma.
El sostén de mi tribu.
El brote de una nueva palabra
Pues bien, de este silencio, del desierto, del dolor y de la transformación, brota en mí una nueva palabra en mí, llena de vida, de fuerza y de color. Y con ella, siento el llamado de volver a compartirme con el mundo. Ofrecer al mundo mi propia medicina y los aprendizajes que la Vida me trae y me pone en el caminio (y que no me pertenecen, acaso nos pertenece algo?).
De aquí nace Entre Latidos, el nuevo nombre de mi proyecto. Por ahora, tomará forma a través de este blog en Substack y mi página de Instagram.
Este espacio será un lugar para compartir escritos, reflexiones y relatos con una visión espiritual, integradora y no dual de la vida. Es un espacio para quienes anhelan vivir plenamente, entregándose a todo, sintiéndolo todo y abrazándolo todo.
Entre cada latido de nuestro corazón hay vida, hay amor, y hay conexión. Pero también hay espacio: entre esos latidos hay un silencio que precede a la vida y que representa el infinito y lo trascendente.
Para quién es “Entre Latidos”
Un espacio para los inconformistas, los apasionados y aquellos que se atreven a explorar las profundidades emocionales y espirituales de la vida.
Para los guerreros del corazón, quienes ven en vivir un camino hacia el amor y una conexión profunda con el todo.
Para los valientes que se atreven a abrir su corazón y que encuentran en cada momento una oportunidad para vivir con pasión, vibración, entrega y autenticidad.
Para los sensibles, aquellos que se conmueven ante la belleza del mundo y anhelan una vida en calma, llena de inspiración.
Para quienes aprecian el silencio y buscan conectar con lo profundo, experimentando un sentido de trascendencia que les invite a un viaje hacia la conexión con el Ser.
Aquí exploraremos juntos la espiritualidad entendida como totalidad: cielo y tierra, cuerpo y conciencia, luz y sombra.
Bienvenidos a este viaje, valientes de corazón.
Gracias por estar al otro lado 🙂
Un abrazo,
Esther
♥️♥️♥️♥️